Ante una crisis climática sin precedentes, los techos verdes se consolidan cada vez más como una tendencia global de arquitectura, proporcionando múltiples beneficios sociales, económicos y medioambientales en zonas urbanas. Siguiendo el ejemplo de modelos pioneros como el de Copenhague, ciudades alrededor del mundo están reemplazando cubiertas grises por verdes bajo el anhelo de apuntar hacia un futuro más sustentable y saludable. Por lo tanto, se ha transformado en una operación recurrente en proyectos que buscan ser compatibles con los desafíos propios de la ciudad contemporánea.
¿Cómo se compone un techo verde?
Esencialmente, un techo verde consiste en cubrir la cubierta de un edificio con vegetación, e incluso puede integrar tecnologías de agricultura urbana, producción de alimentos, reciclaje de aguas y paneles solares. El sistema se compone por una serie de capas que incluyen la losa, membranas impermeabilizantes, una capa de drenaje, el sustrato vegetal y membranas líquidas en puntos críticos donde el agua podría estancarse. Aun cuando antiguamente estas cubiertas se caracterizaban por su alto costo y efectos estéticos, diversos avances técnicos hoy permiten alcanzar una rentabilidad ambiental y económica que supera aquel costo inicial. Por ende, más allá de motivos estéticos, su popularidad se debe a sus numerosos beneficios en cuanto a funcionalidad y sustentabilidad.
La sustentabilidad empieza por la cubierta
Al ubicarse en azoteas o terrazas, lugares expuestos que reciben mayor calor en verano y frío en el invierno, el sustrato vegetal funciona como un amortiguador que reduce las pérdidas y ganancias excesivas de temperatura. Así, el edificio requiere de menos esfuerzos de climatización, traduciéndose en un gran ahorro de energía y en la mitigación de efectos del cambio climático. Al absorber la radiación solar y emitir frescor del agua retenida en el sustrato, el sistema contribuye a la reducción de islas de calor y aumenta el confort térmico de los usuarios. Simultáneamente, los techos verdes fomentan la biodiversidad, ya que la vegetación permite el acceso de organismos vivos que fomentan la conservación de la naturaleza en zonas perturbadas por la actividad humana.
Además, por su capacidad de retener y filtrar la lluvia, la cubierta vegetal posibilita el control, almacenamiento y ahorro de agua, minimizando el impacto de posibles inundaciones. Ya que el techo absorbe y luego libera el agua a la atmósfera vía condensación y evapotranspiración, los contaminantes permanecen en la tierra mientras la calidad del aire mejora. De esta forma, los techos verdes fomentan el desarrollo sustentable de las ciudades al resolver retos medioambientales, sociales y económicos de forma duradera y sistemática. No sólo transforman un espacio desaprovechado en una zona útil, sino que también aumentan el atractivo de entornos habitables e incitan actividades de ocio y encuentro social.
La importancia de la membrana impermeabilizante
No obstante, el funcionamiento del sistema depende de un factor indispensable: evitar el traspaso del agua a la edificación. Con esto en mente, la gama Sopranature de Soprema ofrece sistemas vegetados que aseguran una completa impermeabilidad. Esto bajo tres principios de desarrollo sustentable: protección ecológica, enfrentar el cambio climático y mejorar la salud humana. Entre sus productos, Soprema ofrece diversas soluciones para la impermeabilización y aislamiento de techos verdes, evitando el exceso de agua con membranas asfálticas SBS (asfalto modificado con elastómeros) o sintéticas, ya sea de TPO (poliolefina termoplástica) o PVC (policloruro de vinilo).
Por un lado, las membranas asfálticas ofrecen alto rendimiento y durabilidad. Entre ellas, Sopralene Flam Jardín se fabrica mediante la impregnación del refuerzo con un compuesto impermeabilizante a base de asfalto destilado. Mientras que el lado superior se cubre con gravilla mineral de alto desempeño, el lado inferior integra una película de poliolefina. De componentes similares, la membrana Sopralene Flam 180 es ideal para sistemas bicapa, ofreciendo alta resistencia a la perforación, el desgarro y bajas temperaturas. Por su parte, Drentex protect eco garden plus es una membrana de nódulos de polietileno de alta densidad cuyo geotextil actúa como filtro, retiene la tierra y permite drenar el exceso de agua. Junto con Sopralene Flam Jardín y 180, crean un sistema eficiente y único que asegura la impermeabilización del sustrato y optimiza las condiciones de la edificación.
Además de ofrecer el mismo rendimiento y durabilidad, los sistemas sintéticos son ideales para soluciones que requieran de un sistema liviano. Entre ellos, la membrana sintética de PCV Flagon SFC – obtenida por impregnación y estabilizada con fibra de vidrio y una capa de poliéster no tejido – es resistente al punzonamiento y a los rayos UV. De este modo, este tipo de membranas, además de ser de fácil instalación, garantizan durabilidad y alta resistencia a la penetración de raíces, la compresión, perforaciones, hongos y altas temperaturas, aumentando la vida útil del edificio.
Edificios más verdes, ciudades más saludables
Debido a sus características, las soluciones impermeabilizantes de Soprema se han aplicado en un gran abanico de proyectos (no sólo residenciales) que buscan acercar la naturaleza al usuario – y, a la vez, incorporar un sistema eficiente desde una mirada sustentable. Entre ellos, destaca el Centro de visitantes del Jardín Botánico VanDusen, donde el techo ajardinado equilibra la arquitectura y el paisaje de modo que el edificio se convierte en un hito internacional de sustentabilidad. De forma similar, la Biblioteca Kew Garden Hills y la Escuela secundaria Jean Moulin utilizan cubiertas verdes para promover el bienestar, esta última integrándose al paisaje circundante.
Tal como estos casos, son muchos los edificios alrededor del mundo que están incorporando techos verdes, devolviendo a los habitantes la naturaleza que se perdió con el crecimiento urbano invasivo. Es fundamental, entonces, considerar a los ecosistemas como parte valiosa de nuestras comunidades y, consecuentemente, pensar las cubiertas vegetales como una opción lógica en procesos de diseño. Y para lograr ese objetivo, es necesario seguir avanzando en nuevas tecnologías, productos y materiales que permitan edificios más verdes y ciudades más saludables.
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